2008-10-27

De leer y escribir

La semana pasada bajamos a la Biblioteca y los alumnos escogieron los siguientes libros (no se dejaron orientar mucho por José Luis, el bibliotecario, ni por mí): Forest Gump de Winston Groom, Bailando en mis bragas invisibles y Mi gato Angus de Louise Rennison, Antología de Las mil y una noches de Julio Samsó, ¿Quién va a escribirte a ti? de Seve Calleja, Juan Salvador Gaviota de Ricardo Bruch (el Paulo Coelho de hace 40 años, ¿o el Jorge Bucay?), un libro científico sobre el espacio, y Mil soles espléndidos de Khaled Hosseini. Como el curso pasado, dedicamos a leer en clase más de una hora semanal repartida en varias sesiones.


Y seguimos escribiendo. Este mes hemos escrito un artículo de opinión y un par de redacciones. A continuación tenéis el comienzo de algunas de ellas:

Patricia Estévez: Tenía siete años, cuando oí que mis padres se iban a divorciar. Para mí fue muy duro. Cada quince días, los fines de semana me tenía que ir con mi padre. Me acuerdo como si fuese el primer día de las comidas que me hacía. Siempre macarrones con tomate orlando, ni siquiera sabía cómo se preparaba el tomate natural. Y cuando le daba por experimentar, era un verdadero fracaso. Todavía recuerdo aquel puré de espinacas, lo único que le diferenciaba del cemento de las obras era el color. Leer más.

Josu Alonso: Ayer discutí con mi hermana. Siempre se empeña en tener razón, no distingue quien es el mayor de los dos. Nunca me hace caso en nada de lo que le digo y encima mis padres siempre la creen a ella, ¡claro, es la niña de la casa, la pequeña!, y ella, según mis padres, nunca hace nada malo. A veces pienso que me gustaría ser mi hermana para que todos me mimaran, jeje.

Sabas Balanzategi: Con paso ligero, llegué al palacio Euskalduna. Entré, me indicaron el vestuario y subí hasta la planta que me dijeron. Al entrar, de la mochila saqué la ropa de uniforme (camisa blanca, pantalones y zapatos negros). Mientras me quitaba la ropa de calle y me colocaba el uniforme, pensaba en cómo nos saldría el concierto. A medida que pasaba el tiempo, llegaba la gente del coro para cambiarse.

Sarai Perera: Después de traer las cenizas de mi abuelo a casa, las guardamos en una lonja. Mis tíos fueron a los chinos a comprar cuatro tarros para repartir las cenizas. Sus hijos las querían echar por cuatro sitios diferentes.

David Álvarez: Ese sábado en Platja d´Aro me levanté temprano y fui con mi compañero de habitación al comedor a desayunar. El desayuno era bastante completo, zumo de piña, un par de magdalenas, galletas, leche con cereales... lo que se dice un desayuno continental. Después de terminar volvimos a la habitación, nos arreglamos y nos dirigimos al pabellón de deportes donde se celebraba el “IX Dance Festival Platja d’Aro”.


Eta XX.mendeko lehenengo garaia (1900-1918, hain zuzen) ia amaitu dugu. Egindakoa blogean ikus dezakezue.

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